Acariciándome

(...mis padres me llaman Bego que no Begoña, mi hermana; Begui, la otra; Michiquitina y derivados, mis dos mejores amigas empezaron a llamarme Bega, mi peor amiga; Beguito, mi amor platónico; HombreLaValensiaaana, mi obligada mejor amiga de la infancia; Begu, Mary: Bobego, mi tía; Carmenamparobegoña, una de las personas que más me conoce Beguio... y otros amigos, juegan mucho con mi nombre, que no conmigo. Pero últimamente la gente me llama Begoña, creo que algo estoy haciendo mal...)

Bipolar, imperfecta e indecisa por naturaleza, pero sé que prefiero el frío al calor. De vez en cuando, me gusta diluir la vida en un vodka-naranja. Me diagnosticaron asma de pequeña, me negué a tenerlo,en cambio sospecho que padezco dislexia. No sé odiar. Me entretengo haciendo cálculos hasta que las matrículas de los coches den cero. Soy de esas personas, que invita a una amiga a café, cuando necesito escuchar hasta que se me seque la garganta. Me gusta jugar con las palabras, pero frecuentemente hablo sin usarlas. Soy muy de tener miedos, de hecho, creo que me teme el propio miedo. Me apasiona escribir, siempre lo supe, pero siempre lo olvidé. De personalidad algo adictiva. Me gusta callejear y la gente buena. No soporto que alguien me chille, ni quien no sabe argumentar sus opiniones sin faltar el respeto. Soy fruto de una depresión post-parto. Creo que el sentido del humor lo es todo, y como quería un Nobel, empecé a fumar. Siempre quise vivir un poco a lo Carrie Bradshaw. Peco de ignorante. Me considero buena persona, y por eso, creo que soy mucho peor. Mi máxima aspiración en la vida, es que aparezca una frase mía, en un sobrecillo de azúcar.

(sí, eso es un copia y pega del perfil... yo también puedo hacerlo, no sólo los visitors, no? =p Pero ojo! tengo mucho más que decir)

Pues sí, esta soy yo.

Podría añadir, que me gusta pintarme las uñas, porque a veces es el único color que puedo darle a la vida, que reconozco el paso de las estaciones por las tonalidades que les doy. También que adoro pensar, y que me enamoro de las ideas, más que de los hechos en sí. Y tal vez por eso, muchas (casi todas las) cosas me decepcionan. Que no soy la prioridad de nadie pero que sí soy absolutamente ignorante, que no sé de música, ni de cine, aún menos de política y deportes, y de geografía mis conocimientos se ciñen a que Madrid está a 350 Km de valencia,y que a Málaga se tarda 10 horas en autobús... pero que aún asi adoro jugar al trivial. Me gustan los jarabes, endulzan la enfermedad, y las estaciones de autobús y tren, que son muy intensas, no tanto los aeropuertos. Adoro todo lo que hace sentir. Colecciono recuerdos, y los pongo por apartados en mi mente, los protejo de olvidos y de posibles ataques de realismo que me obliguen a ser fiel a cómo sucedieron. Invento conversaciones y encuentros, invento historias, miles, justo antes de dormir, en el momento entre que se van las taquicardias, y viene el sueño, justo ahí. Siempre que veo a alguien con una maleta me da envidia, pero cuando la llevo yo, me da asco. Me encanta pensar las palabras y las expresiones que me gustan, y las que no, las que confundo, y las que no acabo de entender, e inventarme las mías propias. Odio ir a la peluquería, y de compras, pero me encanta hacerme peinados diferentes y tener ropita nueva. Tengo algún que otro complejo y traumas de la infancia, y de eso sí que no consigo hablar, ojo! ni escribir. Me gusta bailar con los ojos cerrados, o eso dicen, yo nunca me he visto =P, y soy feliz con ello, soy simple. Y cuando son los demás los que descubren esas pequeñas costumbres mías. Soy muy de emocionarme, soy muy de tener escalofríos que recorran toda mi piel, erizándola y acelerándome (más) el corazón.

Me gusta estar en el baño con la luz apagada, pero con la puerta abierta de par en par jajaja 100% verídico... y acabo de pensar que totalmente descriptivo de mi personalidad: que no se me vea, pero que se sepa que estoy... Te dejo la puerta abierta, puedes entrar y obsevarme en la intimidad, pero ve con cuidado, que está oscuro, tendrás que encontrar la luz.
Bailarina y escritora frustrada. Dejé ballet porque era la más pequeña y bajita de la clase de aquel Centro de Danza Profesional, por la puerta del cual tengo que pasar a diario(y de largo), lo dejé también porque tenía que salir antes del cole para llegar a tiempo, no sin antes dar explicaciones a mi obligada mejor amiga que me hacía bullying, lo dejé porque la profesora me daba miedo y cuando me corté el pelo y no llegaba para hacerme el topo, salió fuego por sus ojos y me acojoné, poque tenía ¿7años? y no sabía nada de la vida, pero sí que no me gustaba que me hicieran sentir mal, lo dejé también porque empezaba a andar con los pies demasiado abiertos y me daba vergüenza, porque mis amigas de allí decidieron que era divertido chivarse de mí cuando todas jugábamos a pisarnos, q absurdo, y porque jamás entendí a la gran Ana Mompó cuando decía : "pincha piqué pa de puré" eso es lo que ha quedado en mi memoria... Eso y un ligero arrepentimiento, uno más. Creo que es la primera decisión que tomé en la vida, el primer error,y tal vez, desde entonces, que siempre haya tenido miedo a decidir. De escribir, no he dejado nunca, porque si no me moriría. Pero tiempo al tiempo.
No me gusta levantarme tarde, tampoco madrugar que no estoy loca, pero me pogno el despertador aunq no tenga nada que hacer, y soy incapaz de acostarme pronto. Sí, quiero permanecer el máximo tiempo posible despierta, al final resulta que amo la vida. Y digo al final, porque de pequeña tenía ideas suicidas jajajaja es verídico también, lo peor es que las decía sin vergüenza alguna y además las contagiaba. Con el tiempo se me fueron pasando, y ahora lo que planeo es como ser inmortal, porque he descubierto que mi problema, es que me encanta la vida, aunque (me) duela, que odio tener que decidir, porque me gustan tantas cosas, que una vida no basta para disfrutarlas todas. De ahí mi indecisión ante todo. Me preocupa hasta límites insospechados esta época de no saber qué hacer con mi vida, porque mientras lo pienso, la pierdo. Me provoca ansiedad, nadie sabrá nunca cuánta, porque aunque la cuento, nadie la siente, pero también lo hace el pensar que llegue el momento de tenerla la vida resuelta, como una ecuación, esa tranquilidad me parece como despejar el camino a la muerte, aunque no lo sea.

Y podría seguir ennumerándome, o etiquetándome, podría seguir poniendo frases contradictorias que explicaran mi personalidad, pero entonces no dejaría nada de mí, a tu imaginación, no tendría sentido que nadie intentara seguir conociéndome aunque a veces dudo que merezca la pena, y otras piense que es de las grandes cosas que te puede pasar en la vida y que yo preferiría conocerme que ser yo. Y entendería lo primero porque hago las cosas compulsivamente, que no impulsivamente; río con gula, fumo con lujuria, lloro con avaricia y a veces... a veces quiero con pereza...

Porque así soy, contradictoria, bipolar e imperfecta por naturaleza.

No voy a hacer recuento del año, no me apetece.
No me apetece echar la vista atrás y ver en qué he convertido sobre todo este último tiempo. No me apetece arañar mis heridas y luego quejarme de que están sangrando, ni tampoco volver a decir que sí, que este va a ser el año. No me apetece mentirme, pero tampoco castigarme. Creo que (ya) no lo merezco. No me apetece recordar lo mucho que odio este día, ni tampoco los motivos, los de peso y los otros, este año no, porque me veo tremendamente frágil y me da miedo "romperme en mil pedacitos"... y que nadie pueda cogerlos.

Y no me apetece porque empiezo a levantar cabeza ahora, después de dos meses horribles, dos meses en los que he odiado la palabra mañana. Días que me parecían un continuo precipicio... Días en que me acostaba y pensaba ¿de verdad es necesario que me despierte mañana? Nada me espera, nadie me espera, el mundo puede seguir perfectamente aunque yo me quede en la cama, estoy convencida de ello, dejad que me quede más, pero no cinco minutos, eso puedo, sino un día más, una semana más... Por favor... Y estoy segura que de haber tenido a quién rogárselo, se habría apiadado de mí, y me lo habría concedido. Y aún estoy ahí, en ese punto, bordeando el límite de ese precipio, paseando por su filo, tratando de mantener el equilibrio, jugando peligrosamente a tropezarme y caer, mientras espero encontrar alguna señal que me indique otro camino, o un camino, el que sea.

Semanas en las que he sido incapaz de disfrutar de (las) cosas (más) maravillosas (de la vida). Maravillas como que he terminado la carrera, que la odio, pero la terminado: si algo que no me gusta y que no es fácil lo he hecho más o menos en el tiempo que toca... ¿no sería un genio en algo que me motivara? Maravillas como que me voy a Nueva York... Nueva York joder, es el sueño de cualquiera, aunque el mío no, no así al menos! Pero no deja de ser algo increíble, y empiezo a darme cuenta. Maravillas increíbles como que mi hermana esa persona que creció conmigo y sigue cuidándome, esa personita que cuando mi madre, harta de mi, (recordemos que soy fruto de una depresión post-parto de 24 años aprox de duración) me dejaba berreando en un cuarto sola, venía y me cogía en brazos hasta que conseguía calmarme, pues ella y no otra, va a tener su propio hijo, la única persona que sigue llamándome chiquitina tiene un nene creciendo en su barriguita y cuando lo pienso no puedo evitar emocionarme... Voy a ser tía, tía de verdad. y ella va a ser madre, la mejor madre del mundo!

Nada, no he disfrutada de nada, he estado como anestesiada, sumida en mi miedo, en mis dudas, no, anestesiada no es la palabra, dolor sí sentía. No podía disfrutar de una cena con mis feitas, de un viaje, ni de un café con cigarro y buena conversación, me he sentido totalmente fuera de juego, fuera de la vida, perdida, pero perdida de verdad... No por metaforear, no porque quede interesante ni por parecer una persona misteriosa o con mucho mundo interior de ese, no, estaba completa y absolutamente perdida. Creo que me he maltratado, en el sentido de la palabra que quiera entenderse. Sí, a mi misma porque me hecho daño, mucho, todo el que sabía. Me he ninguneado y menospreciado, no me dejaba hacer nada que pudiera hacerme feliz, y si lo hacía, no me dejaba disfrutar de ello, es más, me sentía mal por hacerlo, daba igual lo que los demás pudiera decirme, porque era inevitable. Sentía que no merecía nada. Y vuelvo a pensar que así era, porque soy una desagradecida, soy una amargada derrotista, mierda, vuelvo a hacerlo, creo que toda la dureza con la que soy incapaz de juzgar a los demás, la vuelco en mí.
Jamás pensé que la convivencia más dificil fuera conmigo misma.

Por supuesto no todos han sido días tan malos, los he tenido notanmalos, proque si no, no habría resistido. Siempre hay un poco de luz, siempre hay una rendija o una agujero chiquitín en la persiana bajada. Y cuando eso sucedía, aprovechaba para darme, dar lo que fuera que quedara en mí, pero eso era también un problema, porque me vaciaba, me vaciaba del todo.

He dado verdadero asco, sobre todo con mis amigas, he llegado a detestarlas por no saber ver lo mucho que les necesitaba, o por no saber hacer nada. Y creo que inconscientemente, quería hacerles sentir mal, culpables. Aunque posiblemente, ni siquiera hayan llegado a darse cuenta. Y no sé si me alegra, o me deja perpleja. Y he dado asco porque supongo que he sido una egoísta, porque comprendo que cada persona tiene su vida, pero de verdad que les necesitaba tanto... Pero las adoro, sin duda, sin ellas no sé qué sería, ni quién sería.

Me he aislado, siguiendo con el maltrato. He ido perdiendo el contacto con gente a la que quiero,y sobre todo a la que necesito para ser yo y para estar biien, pero gente que se ha alejado de mí. He dejado de llamar: una me lo echaba en cara, cuando harta de mi indiferencia optaba por volver a hacerlo ella, fingía enfados no fingidos y yo le pedía (y pido) perdón cada vez, porque en el fondo sabe que es ella la que se ha ido y muy lejos, y que yo no tengo ganas de correr. Y la otra, la otra no ha podido tirarme nada en cara porque estaba igual que yo, hemos estado las dos necsitándonos, a pocos kilómetros una de la otra y sin saber buscarnos. Y ahí estamos las tres, perdiéndonos poco a poco, y sin hacer nada. Me resigno, sí, porque el principal problema, es que no tengo ganas de relatarles mi vida, sino de vivirla con ellas, como siempre había sido.

Y en este aislarme he ido cogiéndome a clavos ardiendo, buscando soluciones, respuestas, y sin encontrarlas, porque parecerá obvio, pero un clavo ardiendo, quema. Gente a la que nunca acudía, de repente estaban ahí como opción, sin saber porqué. Tal vez porque de ellas no esperaba nada, y por tanto no me importaba tener qué decirles lo mal que estaba ya que era obvio que no tenían porqué saberlo. Gente en la que ni siquiera pienso cuando digo la palabra amigo, he tenido que recurrir a ellas, por necesitar una visión desde fuera, sobre todo gente del pasado, y del futuro. Y francamente, me ha venido bien igual que yo a ellas. A veces temo, que esa sea la descripción de Amigo pasados los 20 años, y me da miedo.

He pasado la mayor parte de estos dos meses buscando culpables, que se me da bien, y obvio culpándome a mi, que se me da aún mejor. Y me he hundido yo sola.

Y claro con todas estas cosas, el corazón no aguantaba más, y se ha resentido. Coincide todo. Tengo claro lo que son esas taquicardias; es su forma de protestar, de devolverme todo el daño que le estoy haciendo, y creo que lo merezco. Si yo fuera él, ya me habría parado, por gilipollas. Me dijeron que mi corazón estaba bien, pero que iba demasiado rápido, que tenía que controlarlo... ¿y quién es capaz de dirigir los latidos de su corazón? porque yo, personalmente, no. Justamente eso sé que soy incapaz de hacerlo. Y ahí sigue, luchando de vez en cuando contra mí.

Creo que estoy aprendiendo a cuidar de mi, yo sola, 24 años ya son mas que suficiente para haberlo hecho. He tardado demasiado en darme cuenta. He envejecido mucho en el último año... Creo que me he cansado de pensar en los demás, y eso me asusta, porque siempre ha sido la máxima de mi vida, y ahora, por eso, me siento más perdida aún. Porque es un círculo que no termina, es una espiral que me lleva, no, que me arrastra, a su centro. ¿En quién se piensa cuando no se piensa en los demás y no te enseñaron a pensar sólo en ti?

He aprendido también que la vida es frágil, que la vida es débil, y eso me asusta aún más. He aprendido que soy más sincera de lo que siempre me he considerado, y aún así, lo soy poco. También que, aunque me cueste hablar de sentimientos, soy capaz de hacerlo más que muchísimas personas. Y aún así, es poco. Creo que a veces abrumo cuando escribo sobre cómo me siento, no sé porqué, no es mi intención, son solo palabras, palabras que necesito repartir, porque si no morirían en mi cabecita y no me gusta esa sensación, he dejado de decir o de escribir demasiadas cosas ya. Y no lo entiendo. Por eso últimamente procuro guardarme las menos posibles. Y aún así, es poco.

Creo que me siento decepcionada, con todo el mundo y con la vida en general, y con las personas, y conmigo misma en particular. Supongo que esto también está relacionado con mi cansancio y con mi esperar demasiado. Pero esto es algo que lleva pasándome desde que tengo uso de razón. Recuerdo que a veces de pequeña, un día de repente prefería llevar caramelos al cole para compartir con mis amiguitas, que gastarme l0s 20 duros en mí... Me gustaba que se pusieran contentas, pero siempre me quedaba esperando, que algún día, fuera otra la que los llevara. Y no debía. Sigo igual, sigo repartiendo caramelos, y esperando que algún día, alguien a quien nunca le haya dado ni uno, venga con una bolsa enorme para mí. Y quizás, sebería haber aprendido ya que las cosas no funcionan así. (Recuerdo que no sé cómo llegamos a ponerlo como costumbre que cada semana llevara una... Sí, perdió toda la magia)

Creo que me tengo sobrevalorada y a la vez infravalorada, que no tengo ni idea de cómo puede ser eso, pero así es. Por ejemplo creo que podría tener cualidades para hacer algo importante, pero a la vez creo que jamás lo conseguiría, que no soy la mejor en nada, y nunca lo seré. Me considero especial y a la vez mediocre... No me entiendo y a la vez puedo expresar con absoluta claridad que me pasa o que siento. Me siento mal y a la vez bien por buscar las sonrisas de los demás, a veces creo que es porque en el fondo soy un ser horrible que sólo busca la aprobación de todo el mundo, otras que es por acallar esa maldita conciencia que no sé quién decidió poner en mi, otras, que simplemente soy así, que no tengo que buscarle explicación... Incluso he pasado epocas de sentirme mal, por sentirme bien al hacer cosas buenas. Digamos que he dejado de creer en el altruismo, en el significado más estricto de la palabra... Todo lo que hacemos, nos aporta un beneficio, de algun modo, y eso, para mí, ya no es altruismo.

Y aún así, algo en mí, sigue buscando a los demás, algo me impide cerrarme del todo, y de vez en cuando sigue dando.

Pese a todo, solo hay q llevar el cursor hasta el principio de la pagina y releer q empiezo a levantar cabeza... y eso no significa q no siga perdida, no, lo estoy y cada dia q pasa un poco mas... ni signfica q haya dejado de tener taquicardias, porque no, las tengo, cada noche sin razón, y también durante el día, con cada emoción, ni signfica que tenga claro q hacer de mi vida este año, porq cada vez q lo pienso, me pongo malita, pero malita de verdad... Signfica que por lo menos, empiezo a sentir que no tengo pedir perdon por sonreir. Y aún así, es poco.

Y pese a todo, again, tengo bastante paz ahora mismo. Escribo esto bastante tranquila, a veces sonriendo y sorprendiéndome de encontrar justo las palabras que buscaba, y a veces apenándome al ver cuales son, pero me encuentro tranquila, sí. Con una paz extraña a la vez que triste, como si hubiera llegado de repente a conocerme y aunque no me gustara lo que veo, empezara a aceptar que soy así, que no significa que me encante, ni que me respalde en ese hecho para excusar mis defectos, sino simplemente dejando de sentirme culpable por cómo soy. Intentnado aprender a no dar más de lo que puedo, a no sonreír sin ganas, a no llorar por hacerlo, intentando aprender a controlar mis emociones, y darme cuenta que no siempre tengo que estar pendiente de todo, que no siempre vale la pena dar lo máximo de mi, sólo a veces, y aprendiendo sobre todo a distinguirlas, que eso es lo más dificil de todo.

Y he podido llegar a este punto, al de aún estando como estos dos meses, que no se note, gracias a un helado, y a la sonrisa más bonita del mundo. Gracias a todo aquel que me haya sacado una sonrisa en los últimos dos meses, ídolas incluidas. Y gracias a, en el fondo, no estar tan sola como me siento e ir encontrando personas a las que querer y que me quieran, porque de cualquier otra cosa dudaré, pero de que tengo la suerte de tener gente a mi ladito, jamás. Gracias también a darme cuenta, que mantener las ilusiones depende sólo de mí, que no puedo dejarlas en manos de nadie. Y que lo sueños, pues eso...

24 años y no he hecho nada productivo en la vida... Sí, definitivamente, me iré de puntillas.

Hay épocas en la vida, que deberían saltarse las fechas señaladas. Pero como no es posible, me voy con mi sonrisa a la calle.