- ¿Te apetece jugar conmigo? - preguntó balanceando su cuerpo con algo de vergüenza, mientras tocaba los lazos de su vestido de los domingos.
- ¿A qué? - levantó la mirada hasta la suya, temiendo otra de sus locuras.
Y ésta vez no lo era.
- A soñar despiertos
Al menos, no tanto.
viernes, 14 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me apunto a eso de soñar despiertos :)
ResponderEliminarCuento contigo pues ;)
ResponderEliminar