domingo, 10 de octubre de 2010

Vamos a vivir el domingo, porque el resto de días serán demasiado intensos como para entretenernos en disfrutarlos.
Vamos a vivir hoy el domingo, porque es nuestro, y será suyo. Aunque las tazas ya no son las mismas que nos despertaban en verano.
Vamos a mantener la temperatura propia de los días como hoy,vamos a  calentar el café y tomarlo entre la arena fría y el futuro. Vamos a mirarnos y a no esconder el brillo de nuestras venas.
Vamos a planear sonrisas y dibujar sueños.
Vamos a coger fuerzas y a soltar latidos...
Vamos a hacer todo eso, porque es nuestro último domingo.

Y en cuanto pase hoy, en cuanto el día deje de llamarse domingo, voy a vivir mis tres o cuatro vidas a la vez... Puede que sólo sean tres y media, o puede que no, que sean muchas más. Voy a mezclarlas, y a batirlas hasta que quede una... sólo una, aunque no tenga ni idea de cómo, ni mucho menos cual. De aquí a exactamente siete días, no seré la misma, no seremos los mismos. Tendré el mismo nombre, pero no será el más importante, de hecho, lo más probable es que lo olvide... Iré a ese lugar de los últimos días, el de los cafés y el cine, pero también a otros a los que no sé ni cómo llegar ni si debo ir o incluso quedarme allí... Viviré algo que llevo años deseando y mientras llega el momento, pienso estar cruzando los dedos hasta que se fundan. Te imaginaré en el tren si no puedo verte, e intentaré ser brisa para no provocarnos ataques de sensaciones.

Creo que  por una vez, alguien ha decidido regalarme otro domingo al principio de la semana, para coger aire las veces que sean necesarias... Sí, puede que ésta, sea otra semana de las importantes... últimamente, todas cuentan, sean para sumar o restar. Poco importa ya... al final, todo pasa. Incluso lo que parece que no.

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