martes, 10 de agosto de 2010

La felicidad está en la sala de espera de la felicidad...

No lo digo yo, lo dicen los expertos (¿expertos en felicidad? ni idea)


Tras volver de un viaje veraniego de amigas, que era lo que esperaba y lo que no, que tuvo momentos tan horribles como escuchar y posteriormente ver como alguien moría, nada más llegar, y sufrir los traumas consecuentes...sin entender nada... sin poder dormir la primera noche y queriéndonos volver a casa ipso facto... sólo unas horas después de haberlo hecho, querría ir allí de nuevo.

Porque si algo bueno tengo, es el saber quedarme con lo positivo, no olvidar lo malo, que no soy tan perfecta, pero sí procurar dejarlo en el apartado correspondiente, ese en el que te quedas con lo aprendido, ese en el que ya no duele, siempre que procures no revivirlo con demasiada intensidad.

La mente es tan inteligente como cruel. A veces nos juega malas pasadas, haciéndonos recordar esa imagen que desearíamos no haber visto nunca y otras nos deleita con auqello que llaman memoria selectiva.

La felicidad está en la sala de esperar de la felicidad, y también en la puerta de atrás, la de salida. Es curioso como la mayoría de veces no se sabe lo feliz que se es, hasta que no pasa el subsodicho momento. Es por eso que pocas veces nos solemos considerar personas felices. Ocurre lo mismo con los viajes, un 50% puede serlo el viaje en sí, pero sin duda el otro 50% es el planearlo, el prepararlo, y los recuerdos que (elegimos) tenemos al volver. Puede que ocurra lo mismo con cumplir los sueños, y con todo lo que nos hace felices, que la mayor parte de ese sentimiento, reside en el los momentos que lo rodean y no en el propio hecho.

Así que no nos queda otra, que procurar llenar nuestra vida de esos momentos, aunque luego decepcionen, aunque nunca sean lo que esperas, porque debes saber ya, y para siempre, que estás siendo feliz, aunque tú no lo sepas.

Gracias, pese a todo, por estos días, supongo que estas cositas unen,,, aunque creo que jamás podré volver a escuchar esa emisora de radio sin acordarme que intentábamos silenciar las imágenes que teníamos antes de dormir... y me paralizarán los portazos durante un tiempo, o al menos todos los ruidos que parecen portazos...pero el resto, ha estado bien. Tan bien, que llamadme valiente, pero hoy, duermo sola, y tal vez mañana... Seguramente no debería decir esta frase tan recurrente, pero es que viene como nunca al caso; que lo que no te mata te hace más fuerte... Pues habrá que ser un poco más inteligentes, y agradecidos y empezar a apreciarlo todo, lo bueno y lo malo, porque no creo que haya nada mejor que estar vivos... y saberlo. Puede que esa sea la primera sala de espera de la felicidad. El resto viene solo... porque por un momento fui tan egoista de pensar: y teníamos que estar nosotras aquí, tenía que estar yo aquí, ¿verdad? justo en el lugar y en el momento menos apropiado... Luego me di cuenta de lo desagradecida que estaba siendo...
Tal vez siempre estemos donde debemos, pero simplemente no lo sabemos... y tal vez también, puede que esa sea otra sala de espera... Así que, mientras haya sitio, me quedo un ratito en ella

Una vez más, la vida nos enseña, que lo importante es la actitud.

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